EL MUNDO DE TERRAPÚRPURA

Empezamos el año con novedades importantes. Entre ellas, la incorporación a nuestro equipo de Alonso Salazar, un escritor de fantasía que está desarrollando un increíblemente original y sugerente mundo de fantasía en el que ambientar relatos y novelas que os ofreceremos próximamente en primicia: el mundo de Terrapúrpura. Hoy anticipamos esta introducción a ese mundo, para el que Alonso ha creado un trasfondo innovador, sorprendente y muy, muy elaborado. Déjate llevar a...
 
 
 
EL MUNDO DE TERRAPÚRPURA
Alonso Salazar Frías
 
 
 
Publicado en 28/01/22
Texto e imagen, © 2022 Alonso Salazar
 

El mundo de Terrapúrpura | Alonso Salazar | El Biblioverso. Fantasía, terror y ci-fi.

 
   
 
No fue en el pasado. Ocurrirá en el futuro.
 
Hay muchas narraciones sobre mundos fantásticos en los que dioses y mortales, monstruos y héroes, protagonizan increíbles hazañas épicas; mundos espléndidos en cuyos inmensos campos de batalla se enfrentan seres humanos y pavorosas criaturas sobrenaturales; mundos con ciudades de ensueño y castillos imposibles que desafían la gravedad rasgando las nubes; mundos de espada y brujería en los que ladrones y asesinos se infiltran en oscuras torres de hechicería en busca de tesoros legendarios. Todos ellos o casi tienen algo en común: están ambientados en el pasado, ya sea real o idealizado, de la Tierra. Así, p. ej., la Tierra Media de Tolkien o la Edad Hiboria de R. E. Howard; pero también todos aquellos que dibujan una “Edad Media” o una “Era Mítica” que es una deformación lírica de nuestro pasado y geografía, ya sea el mundo de Dragonlance, el de Elric, el de Geralt de Rivia, el de Canción de Hielo y Fuego, etc. Un pasado arquetípico en el que ocurrieron esas grandes gestas protagonizadas por héroes inmortalizados por la memoria. Y nada de eso es real, evidentemente; es sólo literatura. Aunque…
 
Aunque algo sí que hay de real en todo ello. Los más destacados autores, los poetas que han narrado ese pasado mítico, en realidad fueron visionarios. No se limitaron a fantasear, sino que, cuales profetas, vislumbraron cosas que todavía no han sucedido, sino que están por suceder: pues esos mundos son premoniciones siempre parciales y deformadas por la mentalidad de cada escritor del futuro que nos espera. De un futuro que es…
 
El mundo de Terrapúrpura.
 
 
 
En un futuro no muy lejano para quien que está leyendo esto en torno a doscientos años más adelante, las terribles guerras que estaba librando la humanidad, la destrucción masiva de la naturaleza y el olvido de la Tradición debido al culto a la Técnica, condujeron a un suceso devastador que fue llamado el Acontecimiento, o más popularmente, el Apocalipsis (o también el Armagedón). Una perturbación en las leyes de la física terrestre que lo cambió absolutamente todo. No se conocen sus causas, aunque hay muchas teorías al respecto. Cada religión por supuesto, lo atribuye a la intervención de su dios o dioses; hay sabios que hablan del alma agonizante de la Tierra, o del propio Espíritu colectivo de la humanidad a punto de autodestruirse, o de algún fenómeno cósmico desconocido, etc. Probablemente nunca se sabrá qué ocurrió. Sea como sea, como consecuencia del Acontecimiento, todo ingenio mecánico o electrónico falló; toda máquina o dispositivo complejo dejó de funcionar durante la espantosa e inexplicable tormenta eléctrica que asoló el planeta entero durante varios días seguidos del año 2142. A resultas de ello, se produjo una involución técnica catastrófica que provocó el colapso social; la interrupción de prácticamente toda actividad y el total desabastecimiento condujeron a hambrunas y a guerras más terribles aún que las que ya se venían librando. La combinación de estos factores acabó con el 75 % de la población mundial en apenas diez años. La humanidad se enfrentaba a la extinción. Además, el ya de por sí muy alterado clima terrestre enloqueció y las temperaturas empezaron a bajar bruscamente; tanto el Polo Norte como el Sur ganaron rápidamente superficie, y los océanos se enfriaron; los continentes se congelaron más allá de ciertas latitudes y la mayoría de los desiertos comenzaron a reverdecer después de lluvias y nevadas que se prolongaron durante décadas. Fue el inicio de una nueva glaciación, del Largo Frío. Las regiones más septentrionales y meridionales se cubrieron de hielo, mientras que tierras antes yermas, más cercanas a los trópicos, se volvieron vergeles. Como consecuencia de la congelación de los océanos, al norte y al sur, el nivel de las aguas de todo el planeta descendió y afloraron antiguas tierras antes sumergidas. Y con ellas, restos de civilizaciones arcaicas que habían yacido en esa tumba submarina durante eras enteras. El ser humano, al borde de su final, se reencontraba con su pasado olvidado. Por lo demás, el Acontecimiento también produjo diversos cambios en la orografía terrestre no se limitó a ser un fenómeno atmosférico, sino que también lo fue geológico, con numerosos terremotos, maremotos y erupciones volcánicas. De forma muy destacada, cuando la tormenta al fin amainó, el cielo había cambiado de color y se tornó púrpura. Todo estaba teñido de ese color, y desde entonces, constantemente aparecen chispas y pequeños destellos en el aire. Por ello, una forma de referirse a este nuevo mundo es llamarlo la “Tierra del cielo púrpura”, o simplemente Terrapúrpura.
 
 
¿Escribes ci-fi, terror o fantasía?
 
 
Pero las consecuencias fueron aún mayores. Todas las grandes ciudades del mundo fueron abandonadas: el Acontecimiento las convirtió en cementerios tecnológicos inútiles donde era imposible vivir. De hecho, las furiosas tormentas energéticas causaron su destrucción total o parcial, derribando edificios y fundiendo construcciones entre sí en grandes moles amorfas de aspecto orgánico; resquebrajando asfaltos y provocando incendios por la rotura de las conducciones de gas, e inundaciones por las de agua; y, en general, deformando incluso el espacio-tiempo a su alrededor, lo cual dio lugar a extrañas “áreas malditas” en las que todo (flora, fauna, la propia atmósfera del lugar) se ha visto dramáticamente transformado. Desde aquellos tiempos, son lugares prohibidos, o cuanto menos temidos, cubiertos de trepaderas y maleza, y llenos de peligros. Pues el Acontecimiento no sólo destruyó la Técnica, sino que constituyó el renacer de la Tradición: su principal efecto fue traer al mundo la Alteración o Energía espiritual, también llamada el Brillo Púrpura, o simplemente la Magia. Los seres humanos restantes tuvieron que aprender a dominarla para sobrevivir, como, según se cuenta, ya lo hicieron sus antepasados en los tiempos arcaicos anteriores a las grandes civilizaciones (Babilonia, Egipto, Grecia, etc.). Las ciudades fueron los principales focos de la destrucción provocada por el Apocalipsis, y quizá por eso la Magia se ha concentrado en ellas especialmente, como un flujo energético remanente que no se disipa; por eso surgen constantemente ahí, sin que se pueda esclarecer su génesis se piensa que los crea la propia Alteración, terribles seres, similares a los monstruos que describían las leyendas de antaño y que se creían pura fantasía (pero que, con toda probabilidad, eran visiones proféticas del futuro). Así, los dragones, quimeras o trols han escapado de los sueños colectivos de la humanidad para volverse amenazas muy reales. Pero, incluso fuera de las ciudades, la flora y la fauna se han visto en gran medida alteradas, y nuevas especies de plantas y árboles, así como de animales, cubren los continentes, desde los rebaños de mulls a los temibles lobontes. Por lo que respecta a la Alteración, posee diversas formas, todas ellas modos particulares de emplear la Energía espiritual que ahora lo impregna todo. La Magia Amarilla o de Oro consiste en el control de la materia inorgánica; la Magia Verde o Esmeralda está vinculada a los espíritus vegetales; la Magia Roja o Rubí se relaciona con los espíritus animales; y por último, la Magia Azul o Zafiro permite el dominio de la mente y la consciencia. 
 
La propia humanidad, como en el mito de la torre de Babel, también se vio afectada por la Alteración. Quedó dividida en razas (y ello con independencia de las anteriores peculiaridades fisionómicas y de piel, que se han conservado), con características muy diferentes, muchas de ellas sobrehumanas. El Brillo Púrpura no parece haber sido azaroso en sus efectos razón que demuestra, según muchos, algún tipo de intervención divina: los habitantes de las regiones menos desarrolladas y más oprimidas del planeta, que ya de por sí se vieron menos afectadas por la pérdida de la tecnología, experimentaron notables mejorías. Y, a la inversa, los del mundo desarrollado se vieron mucho más afectados por esa pérdida, y además no ganaron mucho debido a la Alteración. De modo que las tornas históricas han cambiado, y regiones antes pobres y explotadas ahora son grandes reinos e imperios, mientras que las antaño poderosas hoy son decadentes y se ven gravemente amenazadas. Los habitantes del mundo más desarrollado en el momento del Apocalipsis esto es: Europa, Norteamérica, Extremo Oriente y gran parte de Oceanía salieron perdiendo, como se ha dicho, pues se quedaron como estaban y, por tanto, en desventaja; ahora son conocidos como los oedai (singular “oedein”). En cambio, los de otras regiones adquirieron sorprendentes capacidades sobrehumanas. Los habitantes de lo que se llamó el norte de África y Oriente Próximo y Medio, los darj, son extremadamente resistentes, tanto físicamente (al calor, al hambre, a las enfermedades, al dolor, etc.) como a la magia, la cual, por otro lado, son incapaces de dominar lo cual es un gran perjuicio para ellos. Los habitantes de lo que fue el África subsahariana, actualmente denominados yoei (singular “yoeo”), son altísimos (dos metros de promedio) y muy fuertes, además de que dominan la Magia Roja de forma natural. Los habitantes del antaño conocido como subcontinente indio y Asia central, o paryi, destacan por su inteligencia por encima de la media humana y por el dominio de la Magia Azul. Los habitantes de la otrora llamada América Central y del Sur, los tlamec, son algo más pequeños que la media humana, pero poseen unos sentidos extraordinariamente agudos, así como una gran rapidez de reflejos y agilidad; ellos dominan la Magia Amarilla. Y los habitantes de lo que se conoció como el Sudeste Asiático, el Índico exceptuando a los de Australia y Nueva Zelanda y el Pacífico sur, llamados kursu, son los seres humanos más pequeños (rondando el metro y medio de altura), pero poseen la capacidad de comunicarse mentalmente entre ellos a cierta distancia, son increíblemente sigilosos, y pueden mimetizarse parcialmente con el entorno cambiando su tonalidad de piel y otras características por eso son apodados “camaleones”; éstos dominan la Magia Verde. 
 
Desde el Acontecimiento han pasado más de mil años; estaríamos en torno al año 3200 según la vieja cronología, aunque ésta hace mucho que fue abandonada. El recuento del tiempo volvió a empezar y actualmente corre el siglo XII d. A. (después del Acontecimiento). Se llama a esta época la Edad del Acero, y la gente se refiere al pasado hablando de la Edad Dorada (antes del Apocalipsis: un tiempo paradisíaco cuyos habitantes son considerados casi divinos por unos, aunque son demonizados por otros) y de la Edad Oscura (después del Apocalipsis, y durante al menos trescientos años). No obstante, esto depende de la región del mundo en que se esté o de la raza a la que se pertenezca, pues algunas invierten esas denominaciones. Sea como sea, tras el colapso y las devastadoras guerras subsiguientes de la Edad Oscura, la población humana ha crecido paulatinamente y el mundo se ha ido reconstruyendo, si bien a diferentes velocidades. Actualmente es una mezcolanza de conocimientos científico-técnicos que van del mundo antiguo al medieval, pero, en todo caso, siempre premodernos: como nada mecánico ha vuelto a funcionar desde entonces parece que la Alteración lo impide, salvo si es accionado directamente por fuerza animal o humana, no se pueden recuperar estándares de vida posteriores a esas épocas (hay algunos ingenios muy sencillos, no obstante, que funcionan gracias a la Magia Amarilla). El mundo de Terrapúrpura es un “pasado en el futuro”, por así decirlo, del que no parece haber salida; una época que algunos consideran el Renacer de la naturaleza y la humanidad, mientras que para otros es su definitivo Ocaso. Evidentemente, esto depende de que hayan salido ganando o perdiendo como es el caso de los oedai con el cambio. Todas las nuevas culturas son fundamentalmente agrarias, al menos allí donde el clima lo permite; muy al norte o al sur, la ganadería de las grandes nuevas bestias (como los citados mulls) o la caza de enormes monstruos comestibles (como los megalofantes), así como la recolección de los hongos mimbo, que crecen en casi cualquier clima, también son formas de ganarse la vida y procurarse alimento. Asimismo, ha surgido toda una gama de nuevos oficios. Por ejemplo, los alquimistas, que fabrican una amplia clase de herramientas, polvos y elixires sirviéndose de la Energía espiritual. O los narradores, que recorren el mundo contando lo que ocurre en otros lugares y memorizando nombres y fechas de los hechos más destacados los cuales transmiten oralmente para que no se olviden. O los arqueólogos e historiadores, que buscan restos del pasado (ya sean anteriores o posteriores al Acontecimiento, respectivamente) y los preservan o venden al mejor postor aunque los anteriores técnicamente ya no sirven de nada; sólo son recordatorios de otro tiempo, de una humanidad soberbia que fracasó.
 
 
 ¿Amas la literatura fantástica?  
 
 
 
Tras la Edad Oscura, hace ya ochocientos años, los pueblos y las ciudades pequeñas (que se salvaron del Apocalipsis) no han dejado de crecer; también se han creado muchas ciudades nuevas (Tabarna, Berburg, Nueva Roma…), alimentadas por el éxodo de las ciudades grandes de antaño el regreso a las cuales es ya imposible debido a la Alteración. Y así, en cada continente han ido formándose nuevos reinos, imperios y repúblicas, así como toda clase de territorios tribales, señoríos menores, etc.; como siempre ocurre, ahora hay un nuevo reparto del poder en el mundo. Europa (rebautizada como Euria) se divide en los conflictivos Reinos del Norte y el más estable, aunque decadente, Imperio Rumidio que abarca toda la costa mediterránea. La región entre el Cáucaso y los Urales la ocupa el beligerante Principado de Trevia, más allá del cual se extienden los vacíos y peligrosos Páramos de Rum. En África (Afria), el antiguo Sáhara se ha convertido en un vergel selvático, los Bosques de Untuh, donde actualmente viven una miríada de tribus cazadoras y recolectoras celosas de su territorio; al norte, recorriendo la costa, están los Sultanatos Berevir, tierras de grandes comerciantes; y al sur se encuentran las opulentas Tierras de Jade. El extremo inferior del continente y la isla de Magasakara constituyen el legendario y aislacionista Reino de Anmar. Oriente Próximo y Medio es hoy la enigmática región semidesértica de Akash, al este de la cual, ocupando Asia (que sigue llamándose así) Central y el subcontinente indio, se halla el próspero Bagabar. La cordillera del Himalaya oculta el ignoto Reino Helado de Bardún, y todo el Extremo Oriente aglutina el poderoso Imperio Dorado. El Sudeste Asiático es, tras el Acontecimiento, una suma de nuevas penínsulas y archipiélagos emergidos que prácticamente conectan con el subcontinente australiano (masa principal de Pathia, la antigua Oceanía); los primeros forman la Lengua de Danos y el Archipiélago de Sinjab, poblado por indómitos navegantes y piratas, mientras que el segundo acoge la extraña región de Meridia. Mientras tanto, América (Talalia) del Norte se divide en los Territorios Libres de Poniente, al oeste de las Rocosas, y la Confederación Atlántea, al este de las mismas. Lo que se llamó Centroamérica y el extremo septentrional de Sudamérica es ahora el avanzado Imperio Teqxal, y al sur de éste, perdidas entre inacabables junglas, se hallan las misteriosas Tierras Quetsocas; los confines del sur del continente están prácticamente inhabitados y se conocen como el Cuerno de Hielo. La Antártida es llamada Antártica, y se ha extendido considerablemente con la nueva glaciación; igualmente, al norte del planeta, la capa de hielo perpetuo cubre gran parte del norte de Talalia, Euria y Asia, conectados ahora por tierra (el denominado Puente de Hielo). Todo lo que fuera el Océano Ártico es una descomunal masa helada continua, el Gran Desierto Blanco, habitado por increíbles criaturas. En cuanto a los idiomas hablados en estos territorios, en general son evoluciones y mezclas de los antiguos. Hay, como siempre ha habido, una lengua franca (el común), que es una combinación de los ya muy cambiados español, inglés y mandarín de la Edad Dorada; el común se habla prácticamente en el mundo entero, aunque bastante menos en el centro y sur de Afria y Talalia, poco permeables a las influencias foráneas. Hay otras lenguas muy extendidas, si bien sólo en sus respectivos continentes, como una especie de latín hibridado (altalingua) en Euria, el changyan en todo Oriente o el teqxica en Talalia Central y del Sur. 
 
Como en toda época de zozobra, el fervor religioso, y hasta el fanatismo, regresaron con inusitada fuerza tras el Acontecimiento. Pero, esta vez, es más que eso… pues son los propios viejos dioses, y sus variados emisarios, los que han regresado al mundo, a la vida de los seres humanos. En efecto, hoy en día los dioses coexisten (¿de nuevo?, ¿por primera vez?) con la humanidad, otorgando dones y maldiciones según su inescrutable voluntad; interviniendo en ciertas ocasiones en los asuntos de los mortales, sin que se sepa a ciencia cierta el porqué. Sólo una cosa parece segura: los dioses usan a los mortales para enfrentarse entre sí, en una lucha de poder similar a la que hay entre estos mismos. Existe una gran controversia teológica acerca de si el Acontecimiento fue provocado por los dioses, furiosos con la humanidad, o si éste fue más bien la causa de su regreso… o de su nacimiento. Sobre ello discuten agriamente teólogos y filósofos en las universidades de las nuevas ciudades principales. Lo único claro es que, además de la Magia “genérica”, están los diferentes dones que los dioses otorgan a sus sacerdotes y elegidos, como profetas o paladines esto sí incluye a los darj, ajenos a otras formas de Magia. En el norte de Euria, de Asia y de Talalia se adora predominantemente al Yeohw de origen judeocristiano; en la cuenca del Marenosum, especialmente en Rumidia, ha revivido el culto al antiguo panteón grecolatino; en la mitad norte de Afria y en Akash se reza a Alakh; en el centro y el sur de Afria se han recuperado los cultos a arcaicas deidades animistas; en casi toda Asia Central y Extremo Oriente la devoción es por el Uno, Thao o Gran Espíritu (tiene más denominaciones), exceptuando Bagabar, donde mantienen el culto politeísta hindú; en el Archipiélago de Sinjab, Meridia y el resto de islas de Pathia, las creencias se reparten entre Yeohw, Alakh y los primitivos dioses aborígenes; en Talalia Central y del Sur se reza a los antiguos dioses amerindios. De todos modos, hay núcleos de población que adoran a otras divinidades en cada una de estas regiones (como los cultos de origen celta y germánico en el norte de Euria o las diversas formas de animismo que perviven en el lejano Oriente, por no hablar de los viejos dioses egipcios recuperados a lo largo de la cuenca del Nyl), así como diversas formas de coexistencia de todas las religiones. A menudo, tal convivencia depende incluso de la comarca o de la ciudad en que se esté; hay religiones más tolerantes con estos sincretismos, como los seguidores del Gran Espíritu, y otras que lo son menos, como el alakhismo. 
 
Por ello, así como por lo dicho anteriormente, Terrapúrpura es un mundo en el que juegan un papel singularmente importante los magos (o Conjuradores, expertos en lanzar hechizos), los alquimistas (o Transformadores, expertos en producir metamorfosis) y también los sacerdotes (o Invocadores, expertos en llevar a cabo rituales). Tres formas de emplear la Alteración con distintas utilidades e implicaciones culturales. Mientras que los sacerdotes tienen en general bastante poder especialmente en Euria, Akash y en el Imperio Teqxal, y los alquimistas son muy solicitados por sus servicios, los magos son a menudo temidos, e incluso perseguidos, en muchas regiones (para ello existe, por ejemplo, la Orden Blanca en los Reinos del Norte). Ello se debe, supersticiones aparte, a que el uso de la Magia tiene siempre consecuencias: causa cambios inesperados e indeseados en las cosas, animales o personas; a menudo atrae los males o enfermedades como contrapartida; genera criaturas y monstruos, como ocurre en las antiguas urbes abandonadas, etc. Y los magos son los que la usan de forma más discrecional, y más Energía espiritual liberan con cada uso de la misma. Por eso, especialmente en los territorios dominados por los oedai y los darj para los que la Magia no es connatural, el uso de la Alteración en forma de hechizos suele estar severamente castigado. Lo cual no quiere decir que no se empleé frecuentemente, de forma clandestina, pues en Terrapúrpura la Magia está por todas partes.  
 
  


Suscríbete para no perderte
próximos contenidos

 
 
 
 
Contenido relacionado

Primera parte de la trilogía Espacio Colonizado. Explora un universo completo que conjuga elementos de ópera espacial, ciencia ficción dura y ciberpunk.

Sigue al inspector Roberto Ajenjo en su investigación por el Madrid más oscuro y sórdido.




Otros sitios de interés
 
D. D. Puche | Narrativa & ensayo. Balada de los caídos | Fantasía noir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario